lunes, 30 de junio de 2014

Padres Autodidactas

Ya una vez digerida la idea de que en pocos meses la vida de una persona estará completamente en nuestras manos, nos ha empezado a invadir aquella angustia de la incertidumbre ¿estamos a la altura? ¿Sabremos hacerlo bien? Me he vuelto una adicta en googlear temas inimaginables relacionados con la maternidad, me he inscrito a todos los foros de madres y sitios relacionados. Es impresionante la cantidad de sitios dedicados al arte de ser papás Se encuentran respuestas a todas las preguntas e incluso a las dudas más inverosímiles planteadas por las usuarias (que si pintarse las uñas en el embarazo provoca niños yunkees, que si no le pones música al bebé se queda sordo, que si levantas las manos por encima de la cabeza puedes estrangular al bebé con el cordon umbilical). Quitando la basura cibernética, al final estos sitios son un excelente punto de partida para sentirse menos perdidos. No obstante  la mayoría de estos sitios están patrocinados por marcas comerciales, lo que deja en ocasiones la duda de si lo que lees es realidad científica o verdades maquilladas por un experto lobista. A pesar de las dudas razonables, me he inscrito a la página de Todopapas, Babycenter y Pampers

Luego vienen los blogs de mamis, que son muy pero muy útiles porque te permiten ver la realidad de mujeres verdaderas. Yo creo fielmente en el aprendizaje por experiencias, siempre me ha gustado escuchar a la gente, sus historias, sus anécdotas. De las historias de familia que me contaba mi abuela, los consejos de mi abuelo, las vivencias de mis tías, primas, conocidas, las millones de horas de conversación con mi madre, de ahí he sacado muchas de mis enseñanzas de vida más valiosas.

El problema de los blogs es que cuesta encontrar aquellos en que te sientas de lleno identificada. Es un verdadero arte encontrar blogs de mamás asimiles a ti, con un ritmo de vida similar, para tomarte a rajatabla los consejos.  Gran cantidad de los blogs que encontré son de mamis mucho más radicales que yo, pero ya hablaré de eso en otra entrada.

Los foros también son útiles, aunque a veces te vas topando con entradas que te dejan la duda si son mamis reales o gente tomándonos el pelo. De momento voy siguiendo los foros de Mamás de Febrero 2015 en Babycenter 


Pero a pesar de ese mar infinito de información que se encuentra en internet, al final, no me lo creo todo: necesito la tranquilidad de conciencia que te da leer un libro “en papel”.

En mi carrera, una de las cosas que siempre he tenido claras es que la formación será siempre una inversión valiosa, sin importar en qué área te muevas o qué rol desempeñes, la capacitación constante asegura un mejor desempeño. En una empresa multinacional como en la que trabajo, la apuesta en formación, tanto interna como para nuestros colaboradores, es permanente. En nuestro mundo actual no hay tema estático: todo se innova. Y hay que saber moverse a la velocidad del entorno, eso implica invertir en educarnos.

Por eso teníamos que hacer parada oficial en alguna librería. Por logística, nuestra primera opción fue el Fnac. Desafortunadamente me fue imposible encontrar algunos autores específicos que llevaba en mente: Dolto, Montessori, Spock. No obstante encontré una sección entera puericultura, con guías de todos los tamaños y colores para todas las casuísticas posibles: niños que no comen, que no duermen, que no hablan, que hacen berrinches, que se hacen pipí en la cama o que no dejan el pañal. Todos los títulos imaginables. Supongo que como nosotros, habrá muchos padres primerizos que en la desesperación de sentirse incapaces corren al Fnac de turno a buscar ayuda desesperada en guías paso a paso para dummies. Terminamos comprando un manual con dibujitos de pinta muy simpática, escrita por un pediatra estadounidense en colaboración con un escritor: Manual de Instrucciones del bebé y un libro del profesor Thomas Verny, La vida secreta del niño antes de nacer de los pocos sin fotos ni dibujitos que encontré, que me pareció de contenido interesante: la idea de que el vínculo entre la madre y el hijo conectan en planos mentales, aún antes del nacimiento.  ¡Yo quiero tener esa conexión mágica con mi cabezincit@!



¡Ya iré compartiendoles mis avances y aprendizajes en las lecturas!

martes, 24 de junio de 2014

De Ginecólogos RockStars a Steady Eddies

Mi ginecólogo da consulta en una clínica privada muy reconocida en la ciudad condal, en la parte alta de la ciudad. Hay que decirlo en alto: el hombre es un Rock-Star. Como el buen pro que es, su consultorio esta siempre lleno y para sacar cita con él hay que ser paciente y saber que no te la darán hasta pasadas varias semanas, pero lo repito, su consulta lo vale. Tras mi test de embarazo saqué cita con él, pero no podía esperar un mes para saber si las miles de imprudencias y burradas cometidas por el desconocimiento de mi embarazo no habían afectado a mi Narcitas. Para evitar cometer nuevos descuidos por mi calidad de novata, saqué la cita con el buenazo de mi gine al mes siguiente y pedí una consulta adicional con algún otro miembro de su equipo a la brevedad posible. Hombre, a fin de cuentas era la misma clínica con caché y seguramente el equipo debía ser tan excelente como mi buen doctor.

Gente, aprendan: eso de que el que anda con lobos aprende aullar parece no aplicar para los aspectos positivos. Me ha tocado cita con una ginecóloga que ciertamente no aprobó sus cursos de empatía con el paciente. Y vista la consulta, me atrevo a decir que profesionalmente también dejaba que desear.


Llegamos como dos buenos primerizos, con sonrisitas de tontos antes de solar nuestra razón de estar ahí: -me he hecho un test de embarazo y ha salido positivo-

Más seca que una pasa, la mujer responde: - ¿Y a que has venido?-

¡¿Perdón?! – Pausa para tratar de reinterpretar sus palabras , me pregunto si realmente me ha preguntado: "¿y a que has venido?"

Me muerdo la lengua para no ser grosera (todavía tengo mis formas latinas) y no le suelto lo que me viene a la cabeza. O sea: ¿uno hace pis en un palito, te sale que tienes un humanito en la panza y la reacción normal es que esperes nueve meses hasta que empieces a parir para ir al médico? ¿O cómo? Después de explicarle que lo más sensato, a mi parecer, visto el resultado del test era visitar al médico, con pocas ganas me preguntó sobre mi regla, resultó que tenía ya casi cuatro semanas de embarazo. Me invito a irme y a volver con mi ginecólogo de cabecera 

-Es demasiado pronto, no es seguro que legue a término. Vuelve después.

¡Por Dios! Como le dice eso a una primeriza. Ni análisis de sangre, ni recomendaciones, ni vitaminas, ni nada y además un igual y tu bebé no será “viable”.

A veces el tema de la empatía se malentiende por temas culturales, en España la gente habla más directo y con menos flores que los latinos y a muchos de nosotros eso a veces les puede parecer grosero. Las primeras veces que mi familia o amigos me visitaban, en los restaurantes era típico que la forma en que los meseros nos atendían no se parecía en nada a las atenciones con las que los meseros mexicanos atienden a sus clientes ¡Pero que groseros! ¿Nos tratan así por racistas? Ya tenía que explicarles yo que aquí no se da mucho esa servidumbre sumisa que heredamos de la conquista, que no debían esperar que el mesero viniera  a limpiar el cenicero con cada colillla, ni que respondiera con un “como usted mande” o “en que le puedo servir”. Pero con un poco de tiempo, al final del servicio se termina hasta en plan de echarse el chiste con algunos camareros españoles.


Aun mermando estas diferencias, lo de la ginecóloga traspasaba el tema cultural, era una grosera y punto. No pude distinguir si su acento era argentino o uruguayo, pero española no era. El colmo: era, como yo, latina. 

martes, 17 de junio de 2014

Ya somos familia de tres!

  
-¡Felicidades! ¿Les costó mucho trabajo no? –

Fue la frase de felicitación de la ultra conservadora parienta francesa de mi maridín. A las personas tradicionales, que se casan con la intención obvia de reproducirse para formar familias felices de gente bien, debe costarles entender que un matrimonio no tenga hijos tras 8 años de vida conyugal, por decisión propia.  Seguro algo no va bien, estas mujeres tercer mundistas a saber que comen, en sus países suelen ser tan fértiles y en este caso, nada. Porque: ¿Cómo rayos sobrevive una pareja la famosa crisis de los siete años si no es por los bienaventurados hijos que concilian cualquier intento de fuga de los cónyuges?

Pues, no fue el caso. El Wero –es así como denominaré a mi maridín por confidencialidad de datos- y yo no habíamos tenido hijos porque decidimos vivir una vida feliz como equipo de dos hasta que el momento correcto llegará. Y ese momento llegó hasta recién cumplidos los ocho años de matrimonio (y unos cuantos más de novios, y unos cuantos más de compañeros de escuela). Ya habíamos vivido juntos estudios universitarios, fiestas y borracheras, ligues, tesis, graduación. Sufrimos juntos las primeras entrevistas de trabajo, los primeros rechazos,  la alegría del primer trabajo. Compartimos departamentos minúsculos, dormimos en colchones individuales, nos mudamos “n” número de veces, compramos nuestros primeros muebles reales, montamos nuestro primer hogar. Lo desmontamos, cambiamos de ciudad, de país, dificultades, bonanzas, retos.  Vacaciones exóticas, vuelos largos, vuelos cortos, múltiples continente. Y compartimos siempre mucho amor, cambiante, camaleónico pero inagotable amor y una complicidad de amigos que ha madurado a la par que nosotros.

Este año, 2014, decidimos dejar la píldora. El médico me dijo que no esperara milagros, tras más de una década de vida dopándome de hormonas contraceptivas,  hacer que mi sistema reproductor funcionara regularmente podría llevarme tiempo. Añadiéndole a esto el stress de nuestros trabajos (los dos trabajamos para multinacionales),  múltiples viajes de empresa, la nicotina en el cuerpo del Wero… y el cansancio que esta vida traqueteada nos dejaba: muchos fines de semana agotados, sin ganas de contar días de ovulación o temperaturas corporales, ya por no hablar de ganas de “ponerse en la labor”. Sillón, mantita y pelis auguraban con ser el mejor contraceptivo. Nos lo tomamos con calma, no haríamos nada especial, la familia llegaría cuando tuviera que llegar  y si tardaba mucho, ya veríamos al especialista en fertilidad cuando el año terminara.

Pero resulto que mi cabezoncit@ estaba ya en primera línea de lanzamiento. En un par de meses desde aquella consulta en Febrero estaba ya embarazada, sin saberlo.  Cometí las burradas de quien no sabe que un ser humano crece dentro de sí: alcohol, cafeína a tope, barra libe de sushi a voluntad. Gracias a Dios la iluminación llegó y entendí que no tener la regla no es cosa normal cuando no se toma la píldora. 



Y helas ahí: las dos benditas líneas rosas una mañana de Junio antes de irnos al trabajo. Lloré de felicidad, de sobresalto, de incredulidad. Todos los sentimientos habidos y sentidos concentrados en mi estómago en un segundo.

Y así empieza el verdadero reto, la razón más importante, la prioridad primera, el objetivo más grande y más maravilloso de nuestras vidas.