En mi biblioteca pre-mamá no podría faltar el afamadísimo
libro del Dr. Benjamin Spock, Tu hijo. El Dr. Spock es conocido por su papel al
revolucionar la pediatría tradicional que caracterizaba los años previos a la
década de los 50´s: una educación muy disciplinada, rígida, poco flexible
y de poco contacto expresivo-cariñoso
hacia los hijos. Creo que mi mamá y tías podrán confirmarlo aquí, porque ellas
vivieron en carne propia esta generación de padres estrictos e hijos sumamente
obedientes. Mis abuelos maternos fueron y serán siempre el pilar más sólido de
tres generaciones, forjaron lazos familiares tan fuertes que aún ahora sin
estar ellos físicamente con nosotros, siguen siendo la base de amor de una
unidad indisoluble. No obstantes es claro que mi abuelo, a pesar de ser un
abuelo completamente involucrado y sumamente cariñoso, fue un padre sumamente
rígido en la educación de sus hijos: donde manda capitán no gobierna marinero
era su lema y ninguno de sus hijos se atrevía a debatirlo.
Con el libro Tu Hijo el Dr. Stock rompe aquel canon y abre
una puerta a una paternidad (maternidad en sus primeras ediciones, que dirigía
de lleno a las señoras lectoras). La primera edición se publicó en 1946 y hasta
la fecha sigue siendo éxito en ventas, traducido en 39 idiomas y actualizado y
revisado para irse adaptando a los nuevos tiempos. La edición que yo compré es
la edición revisada del 2000.
Para empezar, no creo que se pueda resumir en una entrada de
blog un libro tan completo, es una enciclopedia del cuidado de los niños en 29
capítulos que van desde temas tan prácticos como la alimentación, el sueño, las enfermedades,
la ropa hasta temas tan polémicos como el papel de los padres en el cuidado de
los hijos o la adopción.
Creo que para los padres primerizos es una lectura obligada
o al menos una guía dónde dirigirse antes las primeras dudas. No hay un tema
que no se aborde. Tampoco hay nada que no se pueda encontrar hoy en día en
internet o en las guías de padres que dan en los centros de salud. La ventaja
en este caso es que todo está incluido en una única fuente: un libro.
En relación al papel que juegan los padres en la formación
del hijo, aunque en otra época debe haber sido una tesis revolucionaria, creo
que en nuestros días no menciona nada que no tengamos asumido ya las nuevas
generaciones: los hijos no solo deben amarse, si no también sentirse amados.
Los padres no deben sentirse cohibidos ante la expresión de sus sentimientos de
forma abierta y sincera. El amor y el respeto deben ser la base de la
educación.
Creo que uno de los puntos que más me gustó es que en todo
momento, a pesar de guiar con consejos muy estilo guía paso a paso, el Dr.
Spock siempre hace hincapié en la capacidad innata de la madre, una mujer sabe
de manera natural cómo cuidar a sus hijos. El libro refuerza en todo momento
ese mensaje de confianza, empujando a los padres a que confíen en su juicio, en
su criterio, en el instinto maternal que no se aprende en textos.
Esa apuesta por la confianza en que sabemos más de lo que
nos creemos capaces como madres me parece un punto primordial para una mamá
primeriza. En mi caso, nos llevó varios años de casados antes de decidir dar el paso de ser padres y siempre en mí
cabeza se asomaba la dudita aquella: ¿estaré lista? Y muchas más: ¿Somos
suficiente maduros como pareja? ¿Me siento capaz de educar a un ser? ¿Este es
el momento?
Una vez leí, no recuerdo ahora donde, la historia de una
madre que decía que si se espera a encontrar el momento justo nunca nadie
tendría hijos, porque siempre encontraremos algún aspecto que no nos convencerá
del todo en nuestra vida. Si aplazamos la maternidad al momento ideal, ese
momento no llegará nunca. No estoy del todo de acuerdo en lo anterior, porque
yo honestamente sí creo que planificando las cosas siempre salen mejor y que
cada cosa tiene un tiempo. No es lo mismo tener un hijo cuando acabas de
graduarte que cuando ya tienes experiencia laboral, bagaje cultural y
estabilidad económica. No es lo mismo tener un hijo a los 28 que a los 40. No es
lo mismo ser una madre soltera adolescente, que una madre madura en una
situación de pareja estable.
No creo que la decisión de traer un niño al mundo deba
tomarse a la ligera, pero es verdad que creo que hay que tener cierto margen de
flexibilidad y de confianza en nuestro instinto de mujer (esto lo he aprendido
hasta ahora que estoy embarazada). ¿Cuántos millones de madres en diferentes
circunstancias, sociales, culturales, históricas, han sabido criar niños
felices dejándose guiar solamente por su instinto? miles y millones.
Pero el hecho de que sea precisamente una eminencia mundial
en pediatría quien ensalce el instinto maternal y afirme con esa certeza que
quien mejor sabrá que decisión tomar con su hijo es la propia madre, infunde mucha confianza a la madres como yo.
Resumiendo: El libro ha sido útil, algunos capítulos más que
otros y será una lectura que tendré a la mano como biblia para aquellos temas
prácticos en dónde me vayan surgiendo dudas sobre la marcha. Aunque me queda
muy claro que lo que más necesitará mi hijo es unos padres en estado natural,
que estén ahí y que lo hagan sentir amado, deseado, importante.
Mi recomendación final, este es claramente un libro para
padres primerizos y un ejemplar para guardar en la biblioteca para consultas prácticas
de padres experimentados. Termino con una frase del Dr. Spock:
“Mientras más se estudian los distintos métodos de crianza
más se ha llegado a la conclusión de que lo mejor para los hijos es lo que los
buenos padres y las buenas madres hacen por ellos instintivamente”